domingo, 13 de marzo de 2016

Historias de un espantapajaros

CAPITULO 4 
JACK 

"Bienvenidos a un nuevo dia ciudadanos, en la Gran Ciudad, hoy los habitantes de los altos niveles celebran el centenario de la ultima guerra civil, una evento que dejo  huella a todos nosotros. 
Para los ciudados neutro la ley de la supervivencia sigue en negociaciónes, se les ruega que esten tranquilos ya que los beneficios pueden ser favorables. Y para aquellos que se levanten en el suburbio de las bajas calles, el impuesto ha subido un 2%. Por ultimo y mas importantes se declara alerta por lluvia, tengan un gran dia ciudadanos de la Gran Ciudad." 

Sono más fuerte que nunca los microfonos de la ciudad, en cada esquina de las calles se encontraba un gran microfono.
El estallido de la gente emepzo tras la noticia de los impuesto, que desencadeno un gran alboroto en la plaza prinipal del mercado.
Recuerdo ese momento como si fuera ayer, comenzar a correr hacia casa después de haber tenido una discusion con un mercader por los precios implantados aquel mes de Enero. 

Era habitual estar en alerta de lluvia, en aquel siglo el concepto de lluvia habia cambiado al que se recordaba. A causa de la gran contaminación, las lluvias de aquel siglo solian ser peligrosas al contacto con la piel de cualquier ser vivo ,y se aconsejaba no salir a la calle mientras callese del cielo aquellas gotas. 

- El sistema? - Pregunte. 
- Si. - Afirmo el doctor.
- Las reglas de nuestras sociedad varian y evolucionan a una gran velocidad. El sistema se rije principalmente por las tres escalas sociales, todos tenemos una identidad, un numero de serie, con el fin de distinguirnos de las otras clases sociales. - Continuo hablando. 
"Es así entonces como va todo?" 
- Se lo que piensa, no hay otra forma, ni otro camino, la gente lleva viviendo asi un siglo, no iba a cambiar por un paciente que lleva dos semanas encerrado en este lugar. 

Los ultimos dias en la celda deje de contar los dias, me parecio absurdo seguir con ese juego. Tan absurdo como pensar en cambiar el mundo.
Comenzaba a acostumbrarme a la soledad, a la oscuridad y olor a mierda de esas instalaciones. 
Esta vez la lluvia que caia en el tejado de mi habitación, me recordo el dia que no pude ir a la estacion por alerta. No me importo ya que el dolor de ver a Sofia y no poder apenas abrazarla, me mataba cada dia mas. 
El hecho de tenerla tan cerca, el de volver a casa con un sabir amargado, todo era cuetion de tiempo,bde olvidarnos, de acabar la formacion y nos asignaran un invernadero. 
Pero seguiamos teniendo miedo, miedo a dar un paso en falso, a sentir la necesidad, a escondernos y ser capturados. 
Pero el peor miedo era a la La de pensar en el exilio, la muerte. Nadie habia sobrevivido fuera por lo que se decia, y nadie sabia lo que podias encontrar despues de las guerras de años atras. 

- Sabes de sobra que tomarte a la ligera las leyes de esta generacion tiene un pago...
- No Doctor - Interrumpi 
- Solointento vivir, como cualquier animal que es libre, pero la libertad en este mundo no existe...
- Un hombre libre, es un hombre peligroso ante otros, Jack. - Dijo el Doctor cambiando de postura. 
Al escuchar mi nombre lo mire fijamente, despues de todo comenzaba a olvidarme de mi propia identidad. 

Habia nacido en una familia vulgar, pobre y apenas conocida a dos manzanas de casa. Mi padre formaba parte de uno de los invernaderos, mi hermano comerciaba y ayudaba a mi padre en la plaza del mercado. Mi madre vendia lana exportada de algunas granjas familiares , cerca de la muralla de la Gran Ciudad. 
La casa donde viviamos era una de las primeras que se construyeron en aquel barrio, no estaba nada mal para ser de aquella clase social. Y nunca tuvimos quejas, aun que el vecino de al lado tuviese problema mentales, la gente del barrio en general eran honestos y agradable, conformistas como siempre pense.
Sofia en cambio, vivia a pocas calles de allí, y aun asi solo fui a verla dos dias, y uno de ellos me lo agradecio tanto, que recibi un beso sorpresa que siempre tendre en mente. Pero sabiamos las consecuencias , y tuve que elegir bien el momento del dia, pero despes del aviso el temor hizo que la sola idea de pasar por su calle me atemorizase. 

Él me delvolvio la mirada en silecion, penetrante. 
Me quede en silencio mirando al doctor, hasta que tuve fuerzas para hablar. 
- Volvio... Ella volvia Doctor N., mas fuerte, mas sincera, mas viva. - Le dije lo mas claro posible. 
"Y esta vez ya no tenia miedo" - Pense mientras se me formaba una sonrisa picara en el rostro. 

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